AMN-. No es un decretazo, es un “acuerdo”. Esa es la leguleya aclaración que hace AMLO, después de expedir un decretazo en el que rinde tributo a la opacidad y hace que naufrague la libertad de expresión declarando que todas las obras de infraestructura en su gobierno serán de “interés público y seguridad nacional”. Ocultar lo que debe ser público, cae en el arte del ocultismo.

¿A qué se refiere esa práctica del ocultismo?

El ocultismo, se refiere a las artes esotéricas, las ciencias o artes ocultas donde se estudia diversos conocimientos y prácticas misteriosas de carácter dogmático, como la magia, la alquimia, la adivinación, etc. que desde la antigüedad pretenden estudiar los secretos del universo.

¿Desde cuándo el ocultismo político en México?

¡Huy... desde tiempos inmemoriales!, pero el régimen actual que encabeza Andrés Manuel López Obrador rinde culto al ocultismo crónico agudizado como ningún otro gobierno y a todo lo que tiene que ver con el gatopardismo, la alquimia y hasta la brujería que ocultan lo que debe ser público y de interés de todos los mexicanos.

En el decretazo del ocultismo viola flagrantemente los artículos 90 de la Constitución y no se diga el 6° y 7° constitucional que consagran la libertad de expresión y la información a la que todos los mexicanos tenemos derecho, trátese del partido que sea, credo o ideología. Es otro maldito mamotreto que va derechito a la Corte y que en su momento será declarado inconstitucional. Ahí en la Corte esperan 17 desordenamientos ilegales que esperan la misma suerte del máximo tribunal de impartición de justicia en México.

Con el decretazo del ocultismo crónico agudizado, AMLO se está despachando con la cuchara grande para que ningún compatriota tenga acceso a una información que debe ser pública y no reservada, pues se trata entre otras cosas, de saber cómo los regímenes disque democráticos están haciendo uso de nuestros dineros públicos. Eso lo saben hasta los niños. Pero, tramposamente lo que AMLO quiere es que, si algún proyecto de gobierno tiene que ser autorizado por alguna dependencia gubernamental, lo tendrá que hacer y sin chistar en un plazo no mayor a 5 días, aunque la ley lo prohíba, pues de lo que se trata es de que la única ley que vale es la palabra del presidente, al más puro estilo de José Alfredo Jiménez de “Mi palabra es la ley”.

Ahora, la burocracia en las dependencias públicas estarán en un serio dilema: Si acatan el decretazo o acuerdo de AMLO, estarán violando la ley y muchos podrían ir a la cárcel y si no lo acatan, la mayoría podría quedarse sin chamba como se acaba de quedar sin trabajo el designado gobernador del Banco de México, Arturo Herrera que por algunas artes del ocultismo cayó de la gracia del presidente. ¿Sería por aquello de que Arturo Herrera lo distingue el tecnofondomonetarismo neoliberal?

El caso es que el ocultismo crónico agudizado de AMLO salió con que “dijo mi ama que siempre no” y el extitular de Hacienda se quedó con las ganas de ser el mero, mero petatero del Banco de México, hecho que desato la temblorina entre los especuleros del dinero y la indecisión presidencial se tradujo en un descalabro financiero, pues el dólar alcanzo ayer hasta 21.35 centavos y veremos cómo se comportan hoy los mercados, después de que el gobierno de AMLO propuso a la economista Victoria Rodríguez para que se convierta en la primera gobernadora del Banco de México, toda vez que para la gran mayoría de los analistas y expertos resulta mundialmente desconocida, pero tampoco dudan de que doña Victoria será de esas que rinden culto a la obediencia ciega y con cinturita de mantequilla hacía el presidente de la república.


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