AMN. – Adolfo Ruíz Cortines, definía que “la sucesión presidencial en México es engañando con la verdad” y ese engaño con la verdad, se convertiría en lo que el ilustre Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa definió como la “dictadura perfecta” en la era priista. ¿Y sabe qué? La dictadura perfecta del dedazo presidencial, el tapado y muchas otras prácticas en la política azteca con las que se engañaba con la verdad siguen vivitas con Andrés Manuel López Obrador.

Esa mascarada en la que los participantes en la sucesión presidencial azteca usan disfraces sigue intacta, aunque con algunas variantes para seguir engañando con la verdad.

¿Qué México está de luto por el dedazo presidencial que ya murió según el ojos de sapo Mario Delgado ese quien cobra como Dirigente Nacional de Morena? ¡Ufff…ese está más loco que una cabra! El dedazo encuestador sigue vivo.

Hoy, por ejemplo hay siete corcholatas como les llamó su destapador, el presidente de la república y todo el mundo sabe que sus tres corcholatas predilectas son Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. El dedazo presidencial encuestador quiere que México sea gobernado por el matriarcado y para que no sea tan descarado ese matriarcado, este martes se sumó a los aspirantes morenistas Yeidckol Polevnsky; El resto de las corcholatas lo conforman Ricardo Monreal, el petista Gerardo Fernández Noroña y el verde del perico Manuel Velasco.

Esa es la democracia partidista que le fascina a AMLO y para seguir engañando con la verdad y para ello, propondría a su partido una encuesta a cargo de 5 empresas encuestadoras que se dedican a ese negocio para elegir al gallo o gallina morenista, es decir, que AMLO pedirá que le hagan un traje a la medida para disfrazar el dedazo encuestador. Obviamente que, si Morena paga las encuestas, propondrá las preguntas y las encuestadoras bailaran al son que les toque el dedazo encuestador de Palacio Nacional, pues usted sabe que el que paga, manda.
El primer lugar de la encuesta será el mero mero o la mera mera para la grande; el segundo lugar, quedará como repuesto por si matan al gallo o gallina como ocurrió con el Colosidio y el tercer lugar, también jugará el papel de emergente y en ambos casos, no deberán tener cargo alguno, como lo mandata la ley. Ambos emergentes ganarán perdiendo.

Todo será al estilo de Carlos Salinas, cuyo dedazo seria en favor de su hijo político Luis Donaldo Colosio y dos hombres fuera del gabinete por lo que se pudiera ofrecer: Ernesto Zedillo y Manuel Camacho Solís. Por lo demás, la maldita cultura del dedazo no ha desaparecido en la nación azteca.

Recordaré que el dedazo presidencial en la era priista actuaba siempre conforme a las necesidades políticas o económicas del país. Con Gustavo Díaz Ordaz, el país vivía una crisis social y política y optaría por Luis Echeverría; Miguel de la Madrid sabía que el país entraba a la era de la economía neoliberal y otorgaría su dedazo a el economista Carlos Salinas. En este momento el país vive una severa crisis política y social y la pregunta es ¿AMLO optaría por una continuidad política y social?

Recuérdese, también que Ernesto Zedillo se equivocó de candidato poniendo a Pancho Labastida y perdió las elecciones presidenciales en el 2000. Así que si AMLO se equivoca de gallo o gallina habrá terminado la era de AMLO y descartado otro Maximato.


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